De mirada despierta y penetrante, el lebrel polaco es todo un enigma. Este galgo potente y de gran instinto cazador aún no ha traspasado la frontera de Polonia, su país natal, donde ha conquistado cientos de hogares tras su recuperación y popularización a finales del siglo XIX como símbolo nacional.
Su estándar se mantiene prácticamente invariable desde el siglo XIX y, a pesar de hundir sus patas en cientos de años de historia compartida con su país, no fue reconocida provisionalmente como raza por la Federación Cinológica Internacional hasta 1989, ganándose su reconocimiento definitivo en el 2001.
ORIGEN E HISTORIA DEL LEBREL POLACO
Enigmático por sí mismo, al lebrel polaco se le suma la falta de historia fehaciente sobre sus orígenes y desarrollo como raza. Existen varias teorías que intentan explicar sus raíces, teniendo todas ellas en común la siguiente afirmación: es una raza antigua que se desarrolló principalmente en la actual Polonia.
La teoría más aceptada señala a los lebreles árabes de tipo saluki como sus orígenes. Esta rama de galgos gozó de una gran popularidad en el Medio Oriente y Asia Central, gracias a la labor de los mercantes árabes a quienes acompañaban durante sus viajes. Aún así, el consenso entre los expertos para indicar cómo fue su llegada a Polonia es menor, apuntándose a dos vías como las más probables.
La primera nos remite a los magiares, un grupo étnico del este de Europa que corresponde a los actuales húngaros. Los magiares llegaron a Occidente en el siglo VII, llevando consigo a sus perros, entre los que se encontraba el Magyar Agar o lebrel húngaro, con el que comparte ciertas semejanzas físicas. Con los intercambios históricos entre polacos y magiares, habría dado como resultado el lebrel polaco.
La segunda teoría indica una introducción menos directa, fundamentándose en la historia entre Polonia y el Imperio Ruso. El saluki habría llegado a la antigua Rusia gracias a los intercambios con los comerciantes árabes, quienes recorrían la ruta de la seda. Para favorecer su adaptación a la climatología rusa, se habría cruzado con razas autóctonas y, a través de esta vía, habría llegado a Polonia.
Sea como fuere, el lebrel se ganó la protección de la nobleza polaca, siéndoles de gran utilidad para la caza de liebres, venados y lobos, siendo ampliamente conocidos en su país natal para el siglo XVII, como así lo atestigua su primera referencia histórica en el libro «Cabalgando y cazando» del escritor polaco Gostomski. Algunos registros indican la variedad por aquel entonces de la raza, existiendo grandes diferencias entre ejemplares según la caza a la que se dedicase.
El lebrel alcanzó su máxima popularidad en el siglo XIX, apareciendo en literatura, retratos y revistas deportivas. Para finales de la Primera Guerra Mundial la raza ya se había unificado y era conocida por su actual nombre, Chart Polski o lebrel polaco, manteniéndose su estándar prácticamente invariable hasta la actualidad, pero es en este periodo histórico donde comenzaría su decadencia.
La Segunda Guerra Mundial inició un periodo devastador en la historia de Polonia con millones de muertos, ruptura de la economía y pérdida de la soberanía nacional. La nobleza polaca se vio obligada a abandonar a sus lebreles, pero no se enfrentaron a la extinción gracias a su rescate por parte de polacos de clase media y baja, para quienes se convirtió en una herramienta de supervivencia por su habilidad para la caza.
Su recuperación y nueva popularidad llegó a finales del siglo XX, viéndose como un símbolo nacional y de importante valor histórico, así como por su reconocimiento a título provisional en 1989 por la Federación Cinológica Internacional.
En la actualidad, la caza con galgos está prohibida en Polonia, pero el lebrel se ha popularizado en las carreras. A pesar de ello, numerosas familias prefieren disfrutar del galgo compartiendo sus sofás familiares, como el excelente compañero de siestas que es. La raza tan sólo está reconocida por la Federación Cinológica Internacional y por la United Kennel Club, existiendo muy pocos ejemplares fuera de su país de origen.
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS DEL LEBREL POLACO
El estándar oficial del Lebrel Polaco fue establecido por la Federación Cinológica Internacional en el 1999. Clasificada en el grupo 10 sección 3 como lebreles de pelo corto, sus características físicas son:
- Esperanza de vida: entre 10 y 12 años.
- Talla: grande.
- Altura: entre los 68 y 80 cm.
- Peso: entre 27 y 31 kg.
- Complexión: fuerte y poderosa.
- Extremidades: largas y musculosas.
- Ojos: almendrados y expresivos, de color preferiblemente oscuros, aunque según su pelaje varían del marrón oscuro al ámbar.
- Orejas: de tamaño mediano, estrechas y carnosas. Admitidas plegadas hacia detrás, en forma de techo y erguidas enteramente cuando esté excitado.
- Hocico: se estrecha conforme se acerca a la trufa, pero dando la impresión de ser chato para un lebrel. La trufa es grande y de color negro u oscuro.
- Mandíbulas: fuertes con mordida en tijera o en tenaza.
- Cuello: largo y musculoso, de perfil oval.
- Cola: larga y gruesa en la base, con pluma. La punta de la cola hace forma de hoz curvada hacia arriba o de un anillo completo.
- Pelo: duro, pero elástico al tacto. De longitud variable, siendo más largo en la cruz, nalgas y debajo de la cola.
- Colores del manto: Se admite todos los colores.El borde de los párpados y la trufa deben ser negros u oscuros, excepto en colores claros de manto donde la trufa puede ser azul o beige.
El lebrel polaco es un perro de constitución fuerte y compacta, como resultado de su selección genética para la caza del lobo en las difíciles condiciones del clima polaco. Funciona muy bien en manada, reacciona con rapidez ante el estímulo de la caza y despliega toda su potencia desde el inicio.
CARÁCTER DEL LEBREL POLACO
El lebrel polaco es un perro muy cariñoso y cercano que disfruta de la compañía de su familia y de largas siestas en el sofá. Aún así, su socialización en la etapa de cachorro es vital para la raza, la cual, por motivos de herencia genética, puede generar problemas de convivencia con otros animales o humanos.
Como buen galgo, se puede mostrar tímido y desconfiado con los extraños, cuestión que se puede trabajar desde cachorro presentándole la interacción humana en diferentes situaciones. Asimismo, puede desarrollar un fuerte instinto protector de su hogar, por lo que hay que evitar circunstancias que acentúen esta defensa.
Es un perro con instinto cazador muy marcado, por lo que se ha de tener en cuenta para prever futuros problemas. Si el perro va a convivir con otros animales, incluso perros de menor tamaño, es importante que se los presenten desde cachorros para que aprenda a relacionarse con ellos. Por esta misma razón, es importante no soltarlo en espacios abiertos porque, si inicia la persecución, es casi imposible que responda a la llamada hasta que no de caza a su presa.
Por último, debemos desenterrar la idea de que son perros tercos y poco inteligentes. Como el resto de los lebreles, son perros inteligentes y sensibles. El problema es el uso de modelos educativos tradicionales que emplean el miedo como herramienta educativa, al contrario de los más amables que fomentan el vínculo con el humano a través del respeto.
ENFERMEDADES DEL LEBREL POLACO
El lebrel polaco se puede ver afectado por una serie de patologías más frecuentes en su grupo racial:
- Dilatación gástrica.
- Torsión de estómago.
- Cáncer.
- Atopía.
- Miocardiopatía dilatada.
- Displasia de cadera.
- Hipotiroidismo.
- Parálisis laríngea.
- Rotura del ligamento de la rodilla.
- Hipersensibilidad a compuestos químicos.
CUIDADOS DEL LEBREL POLACO
El lebrel polaco es un perro que requiere pocos cuidados para estar espléndido, teniendo sólo que cuidar un poco más su higiene bucodental, sus orejas y articulaciones.
Su pelo corto es muy fácil de mantener. Tan sólo hay que prestar especial atención a los periodos de muda, para ayudarle a renovar el manto retirando el pelo muerto y así tener un pelo sano. Con respecto a los baños, son a conveniencia, pero no es recomendable que sean muy a menudo.
Debemos acostumbrarle desde pequeño a la higiene bucodental, para así evitar la acumulación de sarro y las enfermedades derivadas de esta condición, como las enfermedades coronarias, hepáticas y articulares. Y tampoco está de más hacerlo con el cuidado de las uñas, para que se acostumbre a esta manipulación y no le genere estrés cuando sea necesario un mantenimiento de adulto.
Nuestra mayor atención y cuidados se deben centrar en sus grandes orejas. Debido a su tendencia genética a sufrir alergias, por el crecimiento de pelo en el canal auditivo, acumulación de cera o de agua, pueden desarrollar inflamaciones o incluso infecciones auriculares. Para evitarlo, debemos mantener sus orejas limpias, aseándolas una vez a la semana y evitando la entrada de agua en el canal auditivo durante los baños.
Asimismo, debemos mantener un peso sano y evitando ejercicios que fuercen los ligamentos de la rodilla, para así evitar problemas articulares graves como la rotura del ligamento de la rodilla.
Como con el resto de perros, se debe acudir periódicamente al veterinario para su vacunación, desparasitación y revisiones de salud. También se debe mantener una rutina estable de paseos diarios y de alimentación, adecuada a su tamaño.
TÚ Y TU LEBREL POLACO
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