En febrero cumplí uno de mis sueños: viajé a Ciudad de México. Deseaba ir desde que era niña y descubrí la figura de Frida Kahlo. Me empapé de su historia y obra, así que visitar su Casa Azul, era todo un sueño. Sabía que me iba a gustar México, y más si me la enseñaba mis amigos Marlene y Vicente. Lo que más me cautivó fue la artesanía popular que tienen: flores, bordados, colores estridentes…y calaveras. Calaveras de papel, cerámica, dulces,… siempre decoradas con corazones, flores, estrellas… ¡Una maravilla! Y digo maravilla, porque me pareció fascinante como un símbolo que siempre he sentido como algo oscuro, que habla de muerte, se convierte en algo tan bello. Y entonces Marlene, me habló del día de muertos.
Es la fiesta tradicional de México, de origen prehispánico, que se celebra el día 1 y 2 de noviembre. La creencia popular es que las almas de los seres queridos que fallecieron, regresan de ultratumba durante el día de muertos. Para recibirlos se les prepara una ofrenda con la comida que más les gustaba. Estos altares se decoran con flores, papel picado, velas, y objetos personales.
Y diréis… ¿Y por qué nos cuentas todo esto? Me gustó la idea de recordar positivamente a los fallecidos y hablar del personaje de la Catrina, convertida en el símbolo oficial de esta fiesta. Suele aparecer representada alegre y seductora, con ganas de divertirse. Curioso tratándose de una fiesta de muertos… ¿no?
Como os cuento, me encantó, y quise llevarme de alguna manera esa tradición para el otro lado del atlántico. Ya había visto ésa calavera popularizada en tatuajes y otros complementos, pero quería llevármela a mi terreno, y dedicarle mi versión perruna. Pensé en lo presente que está la muerte en la realidad de los galgos, en la que cada año mueren o abandonan entre 50.000 y 100.000, y nacieron Las Galgas Catria.
Las Galgas Catrina disfrutan en la noche de muertos.
Con su personalidad traviesa, ocurrente, y coqueta nos invitan a burlarse y reírse de la muerte, para hallar así el sentido de la vida. Moviendo el esqueleto, reciben al resto de su especie con una gran fiesta, salvando a muchos de ellos del verdadero infierno vivido en la tierra.
Dibujé estas peculiares Catrinas queriendo recordar a ésas muertes innecesarias, que muchos galgueros practican como una normalidad. Almas inocentes que caen en el olvido. Mi manera de homenajearlas y recordarlas es con ésta colección de edición limitada. En ella encontraréis postales, chapas, collares martingale, pajaritas y bolsas serigrafiadas a mano. Además, con la venta directa desde la web, se destina un porcentaje a la asociación Baasglago, para contribuir a que sigan salvando vidas.
En el vuelo de vuelta de mi inspirador viaje, vi la película de Spectre 007. Os dejo aquí el trocito que vi numerosas veces en bucle