En las Tierras Altas de Escocia surgió un perro con mirada intensa y alma de rebelde que se ganó el título de Perro Real de Escocia. El lebrel escocés fue un perro de caza mayor que sufrió con la llegada de los cambios de la Edad Contemporánea, pero que se gano su supervivencia gracias a los aficionados quienes lo convirtieron en todo un símbolo nacional de Escocia.
Desconocido para muchos, el Deerhound es un perro misterioso de belleza robusta y gran corazón. Estos encantos hechizaron a J. K. Rowling, quien se valió de un enigmático Deerhound para encarnar a Canuto, la versión canina de Sirius Black, en la tercera entrega de la saga cinematográfica de Harry Potter.
ORIGEN E HISTORIA DEL LEBREL ESCOCÉS
La historia del lebrel escocés comparte el mismo inicio que la del greyhound, dado que ambos se desarrollaron en la Gran Bretaña. El origen de esta familia de lebreles ingleses se sitúa en Oriente Medio, siendo los fenicios los responsables de haber introducido a los lebreles egipcios en Europa en torno al siglo X AEC. El cómo llegó a las Islas Británicas ya es más complicado de definir, al no existir un registro histórico.
Una de las principales teorías sobre la llegada de sus antepasados a las Islas señala a los celtas, quienes llevaron al lebrel desde el continente hacia Gran Bretaña e Irlanda durante su expansión territorial en el siglo IV AEC. Sea como fuere, a su llegada a las Islas fueron cruzados con otras razas existentes en el territorio, como pastores y molosos.
Con el devenir de los siglos, se fueron desarrollando líneas raciales diferenciadas según su ubicación geográfica y finalidad. Existen referencias históricas desde el siglo XV de las diferentes líneas denominadas entonces como rough or wire haired Greyhound, Irish Greyhound, English Greyhound, Scotch Greyhound, Scottish Deerhound y Highland Deerhound. Todas ellas se iban definiendo como razas diferenciadas, pero aún compartían grandes similitudes. En el caso del Lebrel Escocés existía mucha variedad, pero se puede definir dos líneas diferenciadas: el lebrel de las Tierras Altas de Escocia y el de las Tierras Bajas, siendo el primero más grande, fuerte y con un pelaje más denso que el segundo.
El lebrel escocés se empleaba para la cacería de grandes piezas, mayoritariamente ciervos, de ahí su nombre en ingles Deerhound. Se convirtió en un perro de grandes dimensiones, con mucha potencia y fuerza física para poder desempeñar él solo, o junto con otro compañero, todo el proceso de la caza: desde el rastreo y localización del ciervo hasta su caza y arrastre hasta los humanos.
Sus características lo convirtieron en un perro muy valioso y de tenencia exclusiva que se ganó el título del «Perro Real de Escocia«, pero, por esa misma razón, llegó a perjudicar su pervivencia en la historia. En los siglos XVIII y XIX el Deerhound sufrió su momento más crítico y estuvo al borde de la extinción.
El primer golpe llegó tras la destrucción del sistema de clanes escoceses en la Batalla de Culloden, mientras que el segundo fue con la llegada de las armas de fuego y la partición de las haciendas escocesas en espacios de menor tamaño para el cultivo y ganadería, lo que perjudicó a la población de ciervos por la destrucción de los bosques.
El sistema de caza cambió y ya no era necesario que un perro fuera capaz de realizar por sí solo todo el proceso. Con las nuevas armas de fuego, los humanos pasaron a acechar ellos mismos al animal para dispararle cuando estuviera a tiro. El animal herido huía y hacían uso de un perro con mejores dotes de rastreador y menores dimensiones que el Deerhound, como puede ser un Collie, para que siguiera al animal herido y lo localizase para el humano.
A pesar de estas dificultades, aficionados como Archibald y Duncan McNeill lograron la recuperación del Deerhound. Gracias a la labor de los aficionados durante el siglo XIX, el lebrel escocés sobrevivió y además pudo ayudar a la recuperación de su raza hermana el Lebrel Irlandés. Asimismo, la llegada de las exposiciones caninas ayudaron a establecer un canon de raza, que se convirtió en el objetivo a seguir entre los aficionados.
Con la llegada de la Primera Guerra Mundial la raza sufrió otro revés. Las grandes haciendas que aún existían en Gran Bretaña fueron divididas y el Deerhound se convirtió en una rareza tan sólo disfrutada por unos pocos. A pesar de ello, su escasa popularidad le ha garantizado una crianza de calidad por parte de los apasionados de la raza, evitando su degeneración y que su estándar haya llegado intacto hasta nuestros días
En la actualidad, los lebreles escoceses han dejado atrás su propósito original de caza de grandes piezas y se han convertido en un gran perro de compañía gracias a su dulzura. Un gran perro con mucha historia que se ha ganado a pulso ser uno de los símbolos indiscutibles de la cultura escocesa.
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS DEL LEBREL ESCOCÉS
El estándar oficial del lebrel escocés fue establecido por la Federación Cinológica Internacional en el 2012. Clasificada en el grupo 10 sección 2 como lebreles de pelo duro, sus características físicas son:
- Esperanza de vida: entre 8 y 10 años.
- Talla: gigante.
- Altura: entre los 70 y 80 cm.
- Peso: entre 35 y 45 kg.
- Complexión: delgada.
- Extremidades: largas y fuertes.
- Ojos: redondeados y generalmente de color pardo oscuro o avellana. Los bordes de los ojos están pigmentados en color negro.
- Orejas: pequeñas de color negro u oscuro y sin pelaje largo. Su inserción es alta, dobladas hacia detrás en reposo, pero en actividad las levanta por arriba de la cabeza sin perder el pliegue.
- Hocico: largo, adelgazándose conforme se acerca a la punta de la nariz. La trufa es negra, ligeramente aguileña y tienen un buen bigote de pelo sedoso y un poco de barba.
- Mandíbulas: muy fuertes con una mordida en tijera perfecta.
- Cuello: muy fuerte y largo, en ocasiones escondido bajo una gran melena.
- Cola: muy larga y gruesa, adelgazándose hacia la punta. Está bien cubierta de pelo, grueso y duro en la parte superior y más largo en la inferior.
- Pelo: desgreñado, es grueso, irregular y áspero al tacto. El pelo del cuerpo, cuello y extremidades es muy duro, como un alambre, mientras que el de la cabeza, pecho y vientre es más suave.
- Colores del manto: gris – azulado oscuro, tonos grises (claros y oscuros), leonados y amarillos, rojos arena o rojos fuego con máscara, ojos, miembros y cola negros. Como es un perro unicolor, tan sólo se permite el pecho, dedos y una pequeña mancha blanca en la punta de la cola.
A pesar de las similitudes físicas que pueda compartir con los greyhound, los deerhound fueron seleccionados genéticamente para la caza de grandes piezas como los ciervos, por lo que son perros gigantes con una gran potencia física. Su pelaje, aunque de apariencia desgreñada, le protege frente las bajas temperaturas y no le hacen una raza amiga de las regiones cálidas.
CARÁCTER DEL LEBREL ESCOCÉS
El lebrel escocés es un perro que impone por su porte y mirada intensa, pero, detrás de esa apariencia ruda, existe un galgo extremadamente cariñoso y cercano, menos tímido que sus razas hermanas que disfruta de la compañía humana.
Son perros muy obedientes y solícitos, por lo que son muy fáciles de enseñar. Aún así, debemos tener en cuenta que son muy sensibles al igual que las otras razas de galgo, por lo que debemos optar por una educación amable o en positivo. En este modelo de educación se prescinden de los castigos activos y del uso del miedo, evitándose en un futuro problemas graves como puede ser la indefensión aprendida.
El deerhound es un lebrel criado para la caza de grandes piezas, por lo que tiene una predisposición natural hacia la caza de presas en movimiento. Su gran tamaño no le resta agilidad ni impulso para iniciarse en la carrera y su fuerza física le permite abatir y arrastrar grandes piezas sin problema. Como es una raza predominantemente visual, debemos prestar mucha atención al entorno si lo soltamos en espacios no acotados.
A pesar de su selección genética y carácter valiente, no es un perro apto para la guarda y tampoco requiere de un gran ejercicio físico. El lebrel escocés es un perro muy tranquilo que necesita un ejercicio moderado y al que le encanta descansar durante gran parte del día.
ENFERMEDADES DEL LEBREL ESCOCÉS
El lebrel escocés se puede ver afectado por una serie de patologías más frecuentes en su grupo racial:
- Enfermedades cardiacas.
- Deficiencia de Factor VII.
- Displasia de cadera.
- Torsión gástrica.
- Dilatación gástrica.
- Osteosarcoma.
- Sensibilidad química a ciertos compuestos y tratamientos médicos, como la anestesia.
CUIDADOS DEL LEBREL ESCOCÉS
El lebrel escocés no requiere de muchos cuidados, tan sólo prestar un poco de atención a su pelo. A pesar de ser hirsuto, su pelo se debe cepillar regularmente para mantenerlo sano y eliminar el pelo muerto en las épocas de muda. Tras los paseos por zonas agrestes, es muy importante que le revisemos bien el manto para detectar posibles parásitos como pulgas y garrapatas.
A pesar de no tener un pelo lanoso, es una raza amiga de los climas fríos, por lo que hay que procurarle zonas más frescas de descanso cuando las temperaturas suban. Nunca se debe cortar o rapar el pelo durante el verano porque le sirve de aislante térmico y le protege del sol.
Debemos evitar que descanse en el suelo o en superficies duras cuando busque refrescarse porque es una raza propensa a tener callos y llagas en las articulaciones.
Como con el resto de perros, se debe acudir periódicamente al veterinario para su vacunación, desparasitación y revisiones de salud. También se debe mantener una rutina estable de paseos diarios y de alimentación.
TÚ Y TU LEBREL ESCOCÉS
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