En los misteriosos Montes Urales hunde sus raíces el lebrel húngaro, una raza desconocida fuera de las fronteras de su país origen, pero con cientos de siglos sobre su lomo. Era tan alta la estima y consideración que le profesaba su pueblo que recibió su propio nombre, Magyar Agár, el galgo de los magiares.
Este imponente galgo ha desarrollado sus habilidades para la caza durante centurias, lo que le ha otorgado una vista, fuerza y resistencias excepcionales, siendo capaz de correr hasta 50 km en tan solo un día. Todo ello junto a su espléndido carácter lo convierten en un perro excepcional, garante del cariño de sus compatriotas húngaros, quienes lo consideran su raza tradicional.
ORIGEN E HISTORIA DEL LEBREL HÚNGARO
La historia del lebrel húngaro nos remonta a una de las cordilleras más antiguas del mundo, los Montes Urales, la frontera natural que divide el continente europeo del asiático. En ellos habitaban los magiares, un grupo étnico del este de Europa que corresponde a los actuales húngaros. En el siglo VII, llegaron a Occidente, llevando consigo a sus perros, como corroboran los diversos hallazgos arqueológicos.
Aún así, el antiguo lebrel no se mantuvo inmutable desde aquel entonces, sino que el actual es el fruto del cruce de este con varias razas antiguas. Sus antepasados comenzaron a cruzarse con otros lebreles asiáticos, como reflejo de las diferentes disputas políticas y de control de la zona por diversos imperios, como fueron el Mongol y el Turco.
A pesar de ser un pueblo cazador, tras el asentamiento de los magiares en la actual Hungría, la caza con galgo no se vio favorecida. Las condiciones botánicas y geográficas de la región eran adversas, por lo que se tuvo que esperar hasta su deforestación para que creciera su popularidad, la cual alcanzó su culmen con la invasión de parte del territorio por el Imperio Turco en el siglo XV.
Cabe destacar que este galgo, a diferencia de lo sucedido con sus razas hermanas y en la mayor parte de la historia de su país, no era de posesión exclusiva de la nobleza. Esto favoreció la existencia de dos variedades: una más grande perteneciente a las clases altas y otra de menor tamaño que habitaba con los campesinos. Esta última variedad, conocida popularmente como los galgos del campo o cazadores de liebres, se extinguieron con el devenir de los años, prevaleciendo la versión más grande y robusta de la nobleza.
La fisonomía del galgo se mantuvo inmutable desde la Edad Media hasta finales de la Edad Moderna, cuando irrumpió el greyhound en Hungría con la popularización de las carreras de perros. Los criadores quisieron mejorar la agilidad cruzándolo con el lebrel inglés, pero a cambio perdió su fuerza y rasgos fisionómicos diferenciales, asemejándolo a su lejano pariente.
La llegada de la Segunda Guerra Mundial fue devastador no sólo para los humanos, sino también para los cánidos. Los ejemplares de lebrel húngaro en el país se redujeron drásticamente. Tan dura fue la merma que la raza se creyó extinta hasta la década de los años 60, momento en el que se recuperó el interés por la raza y se localizaron ejemplares en remotas zonas rurales del país.
El lebrel húngaro regresó a la vida y los esfuerzos por recuperarla, por parte de los entusiastas de la raza, fue recompensada con su reconocimiento por la Federación Cinológica Internacional en 1966 como Lebrel Húngaro o Magyar Agár. A día de hoy, el lebrel es muy querido y valorado en su país de origen, al considerársela como la raza tradicional de Hungría.
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS DEL LEBREL HÚNGARO
El estándar oficial del lebrel húngaro fue establecido por la Federación Cinológica Internacional en el 2000. Clasificada en el grupo 10 sección 3 como lebreles de pelo corto, sus características físicas son:
- Esperanza de vida: entre 11 y 13 años.
- Talla: grande.
- Altura: entre los 62 y 70 cm.
- Peso: entre 22 y 31 kg.
- Complexión: fuerte y elegante.
- Extremidades: largas, musculosas y tendinosas.
- Ojos: de tamaño medio y oscuros, con mirada vivaz e inteligente.
- Orejas: grandes y gruesas, insertadas en media altura y se repliegan hacia el cuello en forma de rosa.
- Hocico: fuerte y alargado con la trufa grande y bien pigmentada.
- Mandíbulas: fuertes y poderosas con mordida en tijera.
- Cuello: de largo medio, musculoso y sin arrugas.
- Cola: larga, fuerte, gruesa y ligeramente curvada. Está cubierta de pelo de alambre en la parte inferior.
- Pelo: corto, tupido, áspero y bien pegado. En invierno puede desarrollar una tupida lanilla interna.
- Colores del manto: Se admiten todos los colores y combinaciones de colores conocidos en los lebreles, menos: el azul, azul manchado de blanco, marrón, gris lobo, negro y fuego o perros tricolores.
El lebrel húngaro fue seleccionando tras generaciones para la caza, especializándole en la caza a la vista. Aunque dispone de un buen olfato, su vista es su principal sentido, el cual combina con una carrera tan potente que puede llegar a superar al greyhound en algunas distancias.
CARÁCTER DEL LEBREL HÚNGARO
El lebrel húngaro es un perro tenaz e instintivo, reflejo de su genética íntimamente adaptada a la caza en movimiento. A pesar de ello, es un gran compañero y se gana con honores un hueco importante en todas las familias que tienen la suerte de contar con uno.
A diferencia de muchas razas hermanas, este lebrel es reservado, pero no tímido, lo que le aporta una remarcada frescura en su trato con extraños, tanto humanos como con sus congéneres. Esta faceta de cierta timidez ha sido aprovechada históricamente para su uso como perro guardián, pero sin notas de agresividad. Aún así, no hay que descuidar su socialización desde etapas tempranas para otorgarle herramientas con las que pueda enfrentarse a diferentes circunstancias de adulto sin que aparezca el miedo.
Como hemos remarcado en las otras razas de lebreles, no podemos obviar su fuerte instinto cazador, unido a su gran potencia física y caza visual en carrera. Si va a convivir con otros animales, debemos socializarlo para que aprenda a relacionarse con ellos y los acepte como parte de la familia. El problema radica que esto no garantiza que no vea a otros ejemplares como presas, por lo que no es recomendable soltarlo en espacios abiertos si la llamada no es fiable y si no estamos seguros de su obediencia ante la aparición del estímulo.
El lebrel húngaro es muy inteligente, pero partimos de su consideración como galgos, por lo que debemos optar por métodos educativos basados en refuerzos positivos. Este grupo racial ha sido mal comprendido por su sensibilidad, tachándolos de lentos y poco inteligentes por los malos resultados obtenidos tras el uso de métodos basados en el miedo por parte de propietarios y adiestradores. Si cimientas vuestra relación en la confianza, los resultados te sorprenderán.
ENFERMEDADES DEL LEBREL HÚNGARO
El lebrel húngaro se puede ver afectado por una serie de patologías más frecuentes en su grupo racial:
- Displasia de cadera.
- Torsión de estómago.
- Dilatación gástrica.
- Hipersensibilidad a compuestos químicos.
- Epilepsia.
- Hipotiroidismo.
- Atrofia progresiva de la retina.
CUIDADOS DEL LEBREL HÚNGARO
El lebrel húngaro es un perro que casi no necesita cuidados diarios gracias a sus características físicas. Con respecto al cuidado de su manto, al ser su pelo tan corto, sólo necesita unos pocos cepillados al mes, siempre con un cepillo adecuado a su pelaje que permita retirar el pelo muerto.
Para facilitar la higiene básica de adulto, se le debe acostumbrar desde pequeño a los baños, al cepillado dental y al mantenimiento de sus uñas. Aunque no sea una raza con tendencia a generar placas de sarro, nunca está de más el cepillado y adecuar su alimentación para mantener su higiene bucodental, evitándonos la temible placa y graves enfermedades asociadas. También hay que asearle las orejas, sobretodo después de los baños para evitar que se quede humedad y pueda generarle una infección.
El mayor cuidado que debemos procurarle es frente al frío y la humedad, al ser una raza poco tolerante a las bajas temperaturas. Para ello, debemos mantenerlo calentito con mantas y un buen abrigo para pasear, al igual que un chubasquero cuando llueva y secarlo bien cuando lleguemos a casa, para así evitar resfriados y enfermedades afines.
Al ser un perro de buen tamaño, debemos procurar mantenerlo en un peso sano y evitar ejercicios que puedan provocarle lesiones músculo-esqueléticas, como fracturas óseas o desgarres musculares durante juegos de alta intensidad.
Como con el resto de perros, se debe acudir periódicamente al veterinario para su vacunación, desparasitación y revisiones de salud. También se debe mantener una rutina estable de paseos diarios y de alimentación, adecuada a su tamaño.
TÚ Y TU LEBREL HÚNGARO
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